Lisaveta Profievna es estudiante de
relaciones públicas. Sabe hablar muchos idiomas, entre ellos el ruso, el francés,
el inglés, el italiano y el alemán. Es hija de un comerciante ruso de telas. Su
pasión es la moda. Siempre escoge vestir elegantemente, dondequiera que vaya, y
es asidua a fiestas privadas donde se reencuentra con miembros de la alta
sociedad de los que es gran amiga. Su madre es modista y teje para las mujeres
más distinguidas de la ciudad. Como sabe hablar tantos idiomas, a veces ayuda a
su padre en sus negocios y, gracias a ella, su comercio está expandiéndose a
otras ciudades.
Sus padres están encantados con ella, pues se
ha convertido en la hija que siempre desearon tener; pero también se preocupan
excesivamente por su futuro y no dejan de buscarle pretendientes que ella
rechaza casi sin darles una oportunidad. No ha tenido novio nunca y parece como
si no quisiese tenerlo. Es muy independiente y altruista. A veces es un poco
superficial, ya que no puede evitar juzgar a las personas por la forma en que
visten o se peinan. Es un poco excéntrica y, en ocasiones, ni siquiera sus
amigos la entienden. Le encanta viajar y siente un amor muy profundo por las
ciudades avanzadas. También toca el violonchelo desde pequeña, aunque nunca se
ha aprovechado de ello, y a veces deleita a sus amigos en alguna de esas
fiestas a las que suele asistir. Pese a todo, es muy buena clack y se preocupa
mucho por sus seres queridos. Le gustaría tener un perro, pero sus padres no se
lo permiten, ya que su madre no desea que arañe sus cuidados y caros muebles ni
ensucie sus elegantes sillones. Dentro de poco, cuando consiga trabajar por su
cuenta, Lisaveta se independizará y entonces podrá tener todos los perros que
desea. Adora a esos animalitos.
Es prima de Lucerna y Deena, aunque no se siente
muy identificada con ellas. No coincide mucho con Deena, ya que son polos
totalmente opuestos; pero con Lucerna mantiene una relación especial, ya que
jugaron juntas desde que eran pequeñas y Lisaveta siempre ha sabido aconsejar muy
bien a su prima. Lucerna la quiere mucho, aunque es consciente de que sus
caracteres son muy distintos; pero le gusta visitarla para tomar juntas el té y
hablar de sus vidas. A Lisaveta le habría gustado que su prima, en vez de abrir
una tienda de flores, hubiese abierto una de ropa; mas nunca se lo comunicará,
pues es consciente de la ilusión que siente Lucerna por su nueva vida.
Lisaveta, pese a todo, les desea lo mejor a las dos hermanas.
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