Como
Leopoldo Belmonte no tiene ni la menor noción sobre informática (ni desea
tenerla), tuvo que pedirle a su hija Áurea que lo ayudase a publicar uno de
esos tweets que tanto éxito estaban teniendo en Clickópolis.
Leopoldo
(acercándose a Áurea, que estaba concentrada escribiendo en el ordenador):
¡Hola, Áurea, hija! Mira, me ha llegado el rumor de que los candidatos están
publicando cosas en una de esas redes culturales...
Áurea:
Sociales, papá...
Leopoldo:
¡Eso! Pues, bien, yo también quiero publicar un pwit de esos... Yo también
quiero tener un twister.
Áurea:
un tweet, papá... y no se llama twister, sino twiter.
Leopoldo:
Pues, venga, pon lo que voy a decirte ahora: ¡No pienso permitir que...!
Áurea:
Pero ¿cómo, papá? ¡Si no tienes twiter!
Leopoldo:
¿Y qué pasa?
Áurea:
Pues que, si no tienes un twiter, no puedes publicar nada. Primero tengo que
hacerte uno.
Leopoldo: Eso.
Pues venga, hazme un truter.
Áurea
(intentando no reírse): Un twiter, papá...
Leopoldo
(gesticulando efusivamente): ¡Da igual, hija! Hazme uno.
Áurea:
Necesitas tener una cuenta...
Leopoldo:
Ah, ¿pero es que encima tengo que pagar?
Aurea:
No, no tiene nada que ver con el banco, papá... Bueno, a ver... Dime tu dirección
de correo.
Leopoldo:
¿Mi dirección de correo? Pues... calle de Los montes, número 62...
Áurea
(estallando en risas sin poder evitarlo): ¡No, papá! ¡No me refiero a la
dirección de nuestra casa! Por lo que veo, no tienes correo electrónico...
Leopoldo:
¿Desde cuándo las direcciones de correo son electrónicas?
Áurea
(resoplando): Déjalo, papá...
Al fin,
Leopoldo tuvo hecha su cuenta de twiter. Le pidió a Áurea que se encargase de
todos los “pwits” que él deseaba escribir, lo cual la divertía a la vez que la
agotaba, pues a partir de aquel día Leopoldo le venía con un nuevo tweet a
todas horas.
Leopoldo:
El primero que quiero que publiques es el siguiente: ¡No pienso permitir que
los ciudadanos de Clicópolis sufran la violencia! ¡No quiero que los asuntos de
la ciudad se arreglen a golpes y a puñetazos! ¿Qué son lo que se presenta a las
elecciones, políticos o luchadores de sumo? ¡Quiero defender tanto a los
animales como a los clicks!
Áurea:
Papá, solamente se pueden escribir 140 caracteres...
Leopoldo:
¿Quéee?
Áurea:
Que no puede ser tan largo, papá...
Leopoldo:
Está bien. Pues pon esto: ¡Clickopolitanos, clickopolitanas! ¡Negaos a la
violencia y no os creáis las mentiras de los demás políticos! ¡Quieren
engañaros! ¡Lo que ocurrió la otra noche no es más que el reflejo de lo que
sucederá en la ciudad si PUC no gana, si se apodera de ella cualquier
mamarracho que quiere destruirla! ¡Sed sensatos! ¡La sensatez es lo que nos
distingue de las demás especies!
Áurea:
Papá, por favor... ¡más corto!
Leopoldo:
¡Maldito Twister! ¿Desde cuándo la expresividad tiene límite? Pues, nada, escribe:
¡Clickopolitanos, clickopolitanas, la violencia no es política! ¡Y a tomar
viento!
Entonces,
el tweet de Leopoldo ha quedado así:
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